Figura Cabeza de Shiva y Adiyogi Latón 950 gramos

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Propiedades Espirituales de Shiva y Adiyogi

Shiva es una de las deidades principales del hinduismo, parte de la Trimurti (junto a Brahma y Vishnu), representando la destrucción y la transformación, pero también la creación y la meditación. Adiyogi se refiere a Shiva como el "Primer Yogui", el originador del Yoga y las ciencias yóguicas. Sus propiedades espirituales son profundas y multifacéticas:

• Transformación y Destrucción de la Ignorancia: Shiva es el destructor, pero no en un sentido negativo, sino como aquel que destruye lo viejo, lo obsoleto y la ignorancia para dar paso a lo nuevo y a la verdad. Representa la disolución de los apegos y las ilusiones (maya).
• Conciencia Suprema y Meditación Profunda: Como Adiyogi, Shiva es el arquetipo del meditador. Simboliza la conciencia pura, la quietud mental y la introspección profunda. Su figura inspira la búsqueda interior, la iluminación y la trascendencia del ego.
• Maestro del Yoga y las Ciencias Internas: Shiva es considerado el primer yogui y gurú de todos los yoguis. Encarna la disciplina, el control de los sentidos y la unión con lo divino a través de prácticas yóguicas. Se le asocia con el despertar de la energía kundalini.
• Austeridad y Renuncia: A menudo se le representa viviendo en las montañas, cubierto de ceniza, simbolizando la renuncia al mundo material y la vida ascética en pos de la verdad espiritual. Inspira la simplicidad y el desapego.
• Equilibrio de Opuestos: Shiva es una deidad que une contrastes: es tanto meditador como bailarín cósmico (Nataraja), destructor como creador, asceta como padre de familia. Simboliza el equilibrio entre las fuerzas opuestas del universo.
• Compasión y Benevolencia: A pesar de su apariencia a veces fiera, Shiva es conocido por su inmensa compasión y su disposición a bendecir a sus devotos, protegiéndolos del mal y guiándolos hacia la liberación.
• Poder de la Creación y Regeneración: Aunque es el destructor, su destrucción es un preludio a la nueva creación. Representa el ciclo continuo de vida, muerte y renacimiento, y la capacidad de regeneración y renovación.

Tener una figura de la Cabeza de Shiva Adiyogi puede servir como un recordatorio constante de estas poderosas energías, inspirando la meditación, la búsqueda de la verdad, la superación de obstáculos internos y la conexión con la conciencia superior.